Rafael Casaño, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Córdoba: “Las mascarillas se van a convertir en una imagen común en nuestra vida cotidiana”
fuente: la voz de córdoba
Desde el comienzo de la crisis del COVID 19 se han mantenido en un prudente segundo plano. Quizá porque siempre están ahí cuando se les necesita, porque son de manera cotidiana la primera línea sanitaria a la que el ciudadano, gracias a un envidiable modelo de farmacia para otros países, acude antes que a su médico de cabecera o al servicio de urgencias. Los farmacéuticos cuidan el día a día de los enfermos crónicos y no resulta inexacto afirmar que gran parte de la esperanza de vida de la población española se debe, precisamente, a que se dispone de una farmacia siempre cerca y a un gremio profesional que conoce y cuida a sus vecinos como a veces el complejo sistema sanitario público o los servicios sociales no llegan a conseguir. Hace un par de semanas rompieron su paciente silencio y exigieron las medidas de seguridad que desde el Ministerio de Sanidad negaron que necesitasen. Rafael Casaño (Córdoba, 1967) preside el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Córdoba desde abril de 2019. Seguramente esta situación no es la que se desea para un aniversario, pero también es un reto profesional y humano que difícilmente se va a olvidar. A Dios rogando y con el mazo dando: Casaño ejerce corporativamente la diplomacia necesaria del cargo, pero pelea sin tapujos en el ring de la realidad por los suyos (más de 1000 colegiados) y sobre todo por los pacientes a los que se deben. Ha dormido poco en estas semanas y sabe perfectamente lo que todavía queda por batallar. Aún así ha encontrado un hueco para atendernos y puedan conocer, entre líneas o de manera diáfana, cómo ellos también se están batiendo el cobre en esta guerra.
– Hace unos meses, aquí mismo, nos decía usted que como sanitarios se sentían desaprovechados. Ahora da la impresión de que han estado invisibles, porque la atención se ha centrado en el terreno médico-hospitalario ¿no cree?
Farmacéuticos, médicos y enfermeros formamos parte de un mismo equipo. Todos somos sanitarios y, desde distintos niveles asistenciales, nos debemos a los pacientes, son nuestra razón de ser.Es posible que, en cierta medida, un buen porcentaje de la atención se haya centrado en los compañeros del ámbito hospitalario dado que a ellos corresponde atender los casos más agudos, los más complejos, aquellos que precisan ingreso en UCI. Y también es cierto que a diario estamos pendiente de la actividad de nuestras UCI ya que ahí se está demostrando la capacidad y el alcance de los recursos sanitarios de los que disponemos para afrontar con solvencia una pandemia de estas magnitudes.
Junto a eso, creo que los farmacéuticos también hemos tenido nuestra correspondiente cuota de atención. Dada nuestra cercanía al paciente, que somos el eslabón de la cadena sanitaria más cercano a la ciudadanía, somos el lugar al que acuden muchísimas personas para consultar y disipar dudas acerca de su salud. Y por supuesto, el espacio sanitario al que acceder a un derecho esencial como es la prestación farmacéutica. Somos un servicio esencial.
– ¿Cómo y cuándo comienzan ustedes a tomar las primeras medidas? ¿Avisan de la escasez de medios profilácticos?
Desde finales de enero notamos cómo se incrementaba la demanda de mascarillas en nuestras oficinas de farmacia ante la evolución que estaba tomando la epidemia en China. Dada la rápida expansión que fue tomando el virus, ya en las últimas semanas de febrero las corporaciones farmacéuticas de todo el país, de forma coordinada, emitimos los primeros protocolos de actuación para nuestros colegiados y la ciudadanía en general. Procedimientos que invitaban a no dejarse llevar por la psicosis, no atender a los numerosos bulos que sobre el tema se han venido vertiendo, hacer un uso eficiente y responsable de los equipos de protección (mascarillas, guantes, soluciones hidroalcohólicas, etc.) así como a prevenir posibles contagios con aquellos individuos que hubiesen estado en contacto con personas portadoras del virus.
Desde finales de enero notamos cómo se incrementaba la demanda de mascarillas en nuestras oficinas de farmacia ante la evolución que estaba tomando la epidemia en China.
– ¿Cómo ha sido, hasta la fecha, el trabajo de coordinación con la Consejería y el Ministerio?
El trabajo de coordinación con el Ministerio lo lleva a cabo el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, el interlocutor y representante a escala nacional de todos los Colegios de Farmacéuticos del país. Como siempre sucede con cualquier reto de salud pública, desde la Farmacia manifestamos que podían contar con nosotros y aprovechar nuestra capacitación, capilaridad y cercanía. Que nos consideraran, al fin y al cabo, como lo que somos: sanitarios. Desde la profesión farmacéutica estamos materializando todas las indicaciones que se están disponiendo en el actual Estado de Alarma para asegurar el acceso de la población a la prestación farmacéutica. A cambio, estamos pidiendo que se doten a las farmacias de equipos de protección para asegurar el correcto desempeño profesional de sus trabajadores y reducir los riesgos de contagio, tanto de nuestro personal como de todas aquellas personas que pasan a diario por una farmacia. Hasta ahora no se ha atendido esta solicitud.
En lo que respecta a la Consejería, la interlocución corresponde al Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, donde estamos representados todos los Colegios de Farmacéuticos de Andalucía. Con el gobierno regional acabamos de articular una medida para dispensar a domicilio los tratamientos a aquellas personas más vulnerables (con patologías agudas,problemas de movilidad, etc.) y estamos trabajando para articular que, determinados tratamientos que se dispensan habitualmente en ámbito hospitalario estén a disposición de determinados pacientes en las farmacias. Todo esto se hace con el objetivo de evitar que esas personas vulnerables, las que peor lo pueden pasar ante un posible contagio por COVID-19, salgan de casa o tengan que acudir a espacios donde el riesgo de transmisión del virus es mayor a tenor del tránsito continuo de personas ya contagiadas, caso de los hospitales.
– Este Colegio se caracteriza, entre otras cosas, por la preocupación de una buena cobertura farmacéutica en la provincia ¿Cómo está afectando, o puede afectar, el covid19 a las farmacias rurales?
Esa es una de nuestras grandes preocupaciones. Si se declara un positivo en el personal de una farmacia, los compañeros que han coincidido con esa persona afectada son sometidas a cuarentena. Si no hay personal suficiente para relevarles, la farmacia debe clausurarse. En un núcleo poblacional donde existe una sola farmacia y es, además, el único espacio sanitario con un servicio permanente, eso es una auténtica catástrofe. Trabajando codo con codo con la Delegación Provincial de Salud y Familias hemos elaborado un plan de contingencias para la Farmacia Rural apoyado en una bolsa de farmacéuticos voluntarios para asistir en caso necesario aunque sea por horas la posible baja de estos núcleos aislados.
– ¿Cuales son las principales inquietudes que le trasladan los colegiados y las oficinas de farmacia?
Fundamentalmente, la necesidad de más medidas de protección para reducir el riesgo de contagios. Desde la profesión estamos solicitando al Gobierno que, como a cualesquier otro sanitario, dote a los farmacéuticos de los conocidos como EPIs (Equipos de Protección Individual) y que también les realicen test diagnósticos. En una palabra que se nos valore como los sanitarios de primera línea que somos.
-¿Cómo se está llevando a cabo el protocolo de dispensación domiciliaria que esta semana se establecía en el BOJA?
Esta medida fue solicitada por el gremio farmacéutico y ha sido muy bien recibida entre aquellos pacientes que tenían serías dificultades para acceder a sus tratamientos dada sus condiciones de movilidad o su estado de salud. A fin de poder llegar mejor a muchos domicilios y atender lo antes posible a estas personas. Estamos haciendo un gran esfuerzo en la capital para ser autosuficientes y poder dar este servicio sin contar con las medidas de protección mínimas, y especialmente complicado es realizarlo en las poblaciones pequeñas donde a través del Colegio nos hemos apoyado en ayuntamientos, Diputación Guardia Civil y Cruz Roja para ofrecer este servicio.
– Aquellos que padecen enfermedades crónicas ¿deben preocuparse por su medicación?
Para nada. Se han articulado medidas para garantizar el acceso de todos los pacientes a sus tratamientos y evitar posibles desabastecimientos. En un momento tan sensible como este no podemos fallarle a ningún paciente. Y mucho menos a los crónicos. Aquí quiero destacar la labor que están realizando los farmacéuticos de la distribución, hospitalarios y de la administración que son los grandes olvidados de esta crisis.
En un momento tan sensible como este no podemos fallarle a ningún paciente. Y mucho menos a los crónicos.
– En las decisiones que está tomando el Gobierno durante esta crisis ¿se cuenta con el gremio farmacéutico?
Creo que el hecho de considerar a las farmacias como un servicio esencial en una situación como la actual dice mucho. Es una cuestión obvia y de sentido común que así fuera, ya que somos los profesionales capacitados y dispuestos por ley para facilitar a los cordobeses con todas las garantías de seguridad y efectividad sus medicamentos y productos sanitarios. No obstante, nos gustaría que contaran más con nosotros en otras medidas de salud pública y, por supuesto, que tuvieran presente el riesgo al que estamos expuestos en nuestra labor sanitaria.
– Se lo pregunto porque quizá ustedes hubieran asesorado mejor a la hora de la adquisición de tests.
Confiamos plenamente en las capacidades de los expertos que forman parte del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, del CSIC y otros organismos científicos nacionales que, a buen seguro, habrán ofrecido su asesoramiento en este menester. Estos colectivos cuentan con grupos de trabajo multidisciplinares en los que, a buen seguro, habrá farmacéuticos. Los posibles errores que se están dando en esta cuestión tal vez obedezcan a causas muy diversas (políticas, técnicas, de relaciones internacionales, logísticas, etc.) sobre las que habría que investigar.
– ¿Son partidarios de testar a toda la población?
Sería lo ideal, ya que permitiría aflorar muchos positivos no detectados y, en especial, los casos asintomáticos, ante los que será necesario articular medidas para asegurar un control efectivo de la pandemia. Dado que parece imposible testar a 47 millones de personas, creo que sí habría que hacerlo con muestras representativas de la población. Yo lo que tengo claro es que es absolutamente necesario un test para la detección del COVID-19 para todos los profesionales sanitarios independientemente de presentar sintomatología o no.
– En Córdoba ¿cómo está afectando a los profesionales de farmacia esta pandemia?
Se han declarado varios positivos entre los profesionales de la farmacia cordobesa y hasta el momento se han tenido que clausurar dos oficinas de farmacia. Dentro de lo malo, menos mal que estos cierres se han producido en zonas muy pobladas y donde la prestación farmacéutica está asegurada al haber otras farmacias muy cerca. El drama hubiera venido de producirse en núcleos poblaciones pequeños, de los que existen muchos en la provincia de Córdoba. Por eso no debe demorarse más la aportación de medidas de seguridad por parte de la administración pública.
Es absolutamente necesario un test para la detección del COVID-19 para todos los profesionales sanitarios independientemente de presentar sintomatología o no.
– Es difícil hacer un pronóstico, pero, sanitariamente hablando, ¿cómo cree que esto va a cambiar a la sociedad?
Creo que la sociedad va a vivir con mucha más cautela y extremando las medidas de prevención. Me da la impresión de que las mascarillas se van a convertir en una imagen común en nuestra vida cotidiana. Algo muy habitual en la sociedad asiática, donde están muy mentalizados en llevarlas, no tanto para contagiarse como para evitar contagiar al resto. Aparte, creo que durante un tiempo -al menos, hasta que no se encuentre un tratamiento específico para el coronavirus o una vacuna preventiva, para lo que habrá esperar algo más-también se tendrá muy presente la medida del distanciamiento social. Permítame acabar indicando que es absolutamente necesario que hagan llegar mascarillas a toda la población y que su precio sea fijado en origen