Así se plantea la vuelta al colegio en septiembre en Andalucía
- El principal escenario que contempla la Junta son clases «normales», con medidas de higiene y restricciones en zonas de acces Se elaborará un plan de contigencia ante un posible rebrote de coronavirus
Clases con total normalidad y medidas de seguridad en zonas comunes. Se trata de las líneas generales con las que trabaja la Consejería de Educación y Deporte de cara al nuevo curso escolar y en las que se sustentan las instrucciones que comenzarán a ser debatidas la próxima semana entre los diversos agentes de la comunidad educativa andaluza. Unas directrices que también vendrán marcadas por la conferencia sectorial de este jueves, donde el Gobierno y las comunidades autónomas intentarán alcanzar un acuerdo sobre esta cuestión.
Hay varias razones que fundamentan que se opte por este escenario, de los tres que se han barajado hasta el momento. La principal es la evolución positiva que, por ahora, muestra la pandemia de coronavirus en la región. A tres meses del inicio del curso escolar, y de continuar con esta tónica, la vuelta a la normalidad en las aulas sería factible, siempre y cuando las autoridades sanitarias lo permitan.
La segunda razón es económica. Aunque el Ministerio de Educación ha recomendado que las autonomías se preparen para disminuir la ratio a 15 alumnos por aula y disponer de otras instalaciones en colegios e institutos para impartir docencia, lo cierto es que tales medidas, en las actuales circunstancias, resultan imposibles de acometer.
El coste de desdoblar los grupos
El hecho de que sólo haya 15 menores por clase obligaría al desdoble de grupos y, por tanto, a ampliar la plantilla de profesionales de la enseñanza. Un informe de CCOO, que la central sindical ha publicado esta semana, cifra en 50.000 los docentes que serían necesarios contratar para dar cobertura a la reorganización. El aumento conllevaría a un gasto por parte de la Administración educativa de 155 millones de euros mensuales.
Fuentes del departamento que dirige Javier Imbroda descartan esta inversión en los momentos actuales: «Es imposible». «El presupuesto anual que la Junta destina a Educación es de 6.800 millones de euros. De ellos, el 80% se lo lleva el primer capítulo, el de personal, por lo que habría que incrementar muchísimo esa cifra si se desdoblan las aulas. El Gobierno es consciente de que su propuesta resulta irreal a la hora de llevarla a la práctica», explican estas fuentes, que añaden que Andalucía dispone actualmente de 63.000 aulas públicas y una plantilla de 127.000 docentes.
El otro hándicap para que el plan de la ministra Isabel Celaá se lleve a cabo es la falta de instalaciones en los centros de enseñanza para impartir clases presenciales. No todos los colegios cuentan con gimnasios o salas de reuniones amplias para desarrollar dicha actividad. También la instalación de aulas prefabricadas en los patios con tal fin resulta compleja. En ciertos países europeos con clima menos cálido las clases se desarrollan al aire libre. «En el mercado no hay ‘caracolas’ suficientes para satisfacer nuestras necesidades», aseguran las mencionadas fuentes. Si se atiende al estudio de CCOO, sólo en Primaria se requieren 8.600 unidades (aulas) más para conseguir el desdoble.
Geles hidroalcohólicos y evitar las aglomeraciones
Por tales razones, el Ejecutivo andaluz -como adelantó su presidente, Juanma Moreno, hace varias semanas- se decanta por la vuelta a la normalidad (como antes del estado de alarma) en las aulas andaluzas cuando acaben las vacaciones de verano. Aunque, eso sí, estableciendo distintas medidas de seguridad, como geles hidroalcohólicos y evitar las aglomeraciones en zonas comunes y de acceso. Incluso en las primeras semanas se podría exigir el uso de mascarillas, una obligación que ya se ha impuesto para los exámenes de Selectividad y para los de titulación en ESO y Bachillerato, así como en las pruebas de acceso a los conservatorios. Todo dependerá de las recomendaciones sanitarias.
En este sentido, el propio consejero avanzó el viernes que dichos exámenes, así como la Selectividad y el plan de refuerzo estival que se pondrá en marcha en julio por segundo año consecutivo servirán de prueba para el regreso a las clases presenciales en septiembre. A lo que se sumarán los acuerdos o las directrices que se marquen en la conferencia sectorial que el Ministerio de Educación mantendrá con las comunidades autónomas el próximo jueves para abordar el inicio del nuevo curso escolar.
No obstante, este planteamiento vendrá acompañado de un plan de contingencia, como también aconseja el Gobierno central, ante un posible rebrote de coronavirus con la llegada de los primeros fríos. En su elaboración se tendrá en cuenta la experiencia acumulada en los tres meses que ha durado el estado de alarma, periodo en el que la enseñanza se ha desarrollado de forma telemática. Se trataría de marcar unas líneas de actuación para evitar los momentos de improvisación que se han vivido durante el confinamiento y que las clases continúen sin interrupción.
La vuelta al colegio en septiembre vendrá marcada también por el diagnóstico que deberá realizarse a los alumnos a fin de conocer los conocimientos adquiridos en este tercer trimestre y, a partir de ahí, formular el inicio de curso. En este punto, conviene recordar que la evaluación del presente curso se ha basado en los resultados de los dos primeros trimestres -que fueron presenciales-, ya que el tercero sólo ha servido para subir nota, nunca para bajarla, puesto que no se ha podido garantizar que todos los estudiantes hayan recibido la educación telemática de forma adecuada. Aunque Imbroda se opuso al aprobado general, sí es cierto que la repetición sólo se contempla para casos muy excepcionales.
Los sindicatos son conscientes de las dificultades que entraña reducir la ratio a 15 alumnos por aula, pero, no obstante, exigirán al Gobierno andaluz esta semana ir de la mano para diseñar la vuelta de los menores a clase en septiembre y recuerdan que la enseñanza andaluza sufrió severos recortes en la anterior crisis económica. Por tal motivo, piden a Imbroda que en esta situación disminuya el número de estudiantes por clase con el fin de mejorar la calidad educativa. En este sentido, recuerdan que la pandemia ha demostrado que la enseñanza, junto a la sanidad, son servicios esenciales para la sociedad y que no debe escatimarse en inversión. «Especialmente cuando se está dispuesto a pagar 1.900 euros a un vigilante de playa para activar el turismo, sector importantísimo en Andalucía, pero del que no debemos depender de por vida, de ahí la necesidad de una buena enseñanza», señalan representantes sindicales del mundo de la educación.