El efecto de la vacuna contra el covid: así ha cambiado la vida en las residencias y hospitales de Córdoba
Los centros sanitarios, de mayores y personas con discapacidad fueron los primeros en recibir las primeras dosis. Meses después sus responsables cuentan los beneficios que ha tenido este remedio
as residencias de mayores han sido los lugares en los que el covid-19 ha golpeado con más fuerza. Al acoger a personas de las franjas de edad más vulnerables frente a esta enfermedad, han vivido un verdadero infierno en el que solo la suerte los ha salvado de contabilizar bajas. Algo parecido ha ocurrido en las residencias de personas con discapacidad, en este caso por padecer patologías severas y ser grandes dependientes.
El otro epicentro de la pandemia son los hospitales y centros de salud, donde los profesionales sanitarios han sufrido en primera línea el coronavirus; han visto sus efectos devastadores y, a la vez, muchos de ellos se han contagiado.
Por eso, estos tres lugares fueron los primeros en recibir la vacuna contra el SARS-CoV-2 cuando llegó a Córdoba, a finales de diciembre. El proceso de inmunización acabó hace meses en ellos –aunque se sigue administrando a las nuevas incorporaciones– y en este tiempo han comprobado el efecto de la vacuna, un compuesto que recibieron con ilusión porque suponía «el principio del fin». Los contagios han desaparecido prácticamente y esto ha dado pie a que haya una apertura al exterior y vuelvan las visitas a las residencias.
Residencias de mayores
La directora de la residencia de mayores San Juan de la Cruz, María del Carmen Nevado, explica que la relajación de medidas no ha sido total, pero sí es cierto que se han abierto las puertas a visitas y salidas de los residentes, de forma que, en cierta medida, han podido recuperar su vida social.
En la actualidad, se pueden ir de vacaciones o un fin de semana con sus familiares y, a su vez, estos pueden acudir de dos en dos a visitarlos al centro. Ahora mismo la normativa establece que estos encuentros pueden ser a diario durante una hora, pero siempre con cita previa.
El ánimo de los mayores ha cambiado en estos meses porque para ellos «era fundamental recuperar el contacto con sus familias, por lo que están más animados». En la residencia San Juan de la Cruz hay 82 residentes y, de ellos, no se vacunó una mujer que no puede por un problema médico de alergias y otras dos personas cuyas familias no dieron su aprobación. Estos dos casos se comunicaron a la Fiscalía de Mayores y una ya se ha inmunizado por orden judicial, mientras que están a la espera de que el juzgado se pronuncie respecto a la segunda.
El día en el que esta residencia recibió las primeras dosis de Pfizer ha pasado a la historia. Fue, junto a la de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, ambas en la calle Buen Pastor, el primer sitio de Córdoba al que llegaron. «Las recibimos como agua de mayo, todo el mundo estaba deseando que llegaran porque a pesar de habernos mantenidos libres de covid, siempre hemos tenido mucho miedo y sustos», dice Nevado. Por eso, la vacuna suponía «esperanza y mucha alegría».
Según cuenta su directora, en este centro no ha habido casos de coronavirus entre los mayores, aunque sí ha habido algún trabajador aislado que no se había contagiado en la residencia y tampoco lo había transmitido a ningún compañero ni residente. Esto ha sido gracias al trabajo que han realizado y también a la suerte porque «la mayoría de residencias han trabajado muy bien y desgraciadamente han tenido contagios».
Después de tantos meses sin ver a sus familias, los primeros encuentros fueron «muy emocionantes» y aún hoy siguen siéndolo. Esta semana ha habido uno entre «una señora que no veía a su nieto desde hace mucho tiempo porque como las visitas estaban restringidas a un familiar, siempre venían los mismos, y cuando lo ha visto se ha vuelto loca», relata.
El protocolo de todas las residencias depende de la Junta de Andalucía, pero cada centro lo adapta a sus necesidades. Aunque en el interior estén prácticamente todos vacunados, en el exterior la situación es diferente, por eso siguen teniendo «muchísimo cuidado, y encima con las variantes nuevas».
Con la experiencia que ha vivido, Nevado anima a la vacunación porque «es la única salida que tenemos, la única protección, porque el virus está ahí y la gente se está muriendo». Los datos reflejan el efecto de la vacuna: «de estar como hemos estado en las residencias, sufriendo muchas bajas y contagios, desde que nos hemos vacunado prácticamente ha desaparecido el covid«. «Los resultados están ahí y ninguno hemos tenido efectos secundarios fuertes; solo una persona faltó al trabajo», apunta. En definitiva, han vivido «muchísimo miedo» y la inmunización ha sido como una liberación.
Centros sociosanitarios
La residencia de Fepamic, con casi 90 usuarios con discapacidad física gravemente afectados, recibió la vacuna el 30 de diciembre, por lo que a finales de enero usuarios y trabajadores ya estaban inmunizados con las dos dosis de Pfizer. Esto supuso un antes y un después en el centro: «para nosotros el cambio ha sido radical», indica el coordinador de la residencia y unidades de día de Fepamic, Alfonso Serrado.
Entre octubre y noviembre tuvieron unos 30 casos positivos de usuarios y otros 30 de trabajadores, lo que supuso que hasta mediados de diciembre no estuvieran «limpios». Por suerte, aquí no ha habido ninguna muerte a causa del coronavirus, pero «cada vez que aparecía un positivo se generaba alarma y se producían cambios de organización». Por ejemplo, había que aislar a los contagiados, de forma que se quedaban 14 días sin salir de una habitación.
En este punto, resalta la colaboración que ha habido con su centro de salud de referencia, el Carlos Castilla del Pino: «han estado muy pendientes de nosotros y eso ha ayudado». Este seguimiento, unido al trabajo que se ha realizado dentro y al «factor suerte» han hecho posible que no haya bajas.
«Desde el momento en el que nos vacunaron no hemos tenido ni un caso», señala Serrado. Así, se han librado de «la gran incertidumbre que generaba el tener algún positivo» y, por otra parte, las normas se han podido flexibilizar. En este sentido, desde hace varias semanas «se permiten las salidas, las visitas de los familiares y que los usuarios vayan de paseo con ellos».
«El cambio ha sido brutal, sobre todo teniendo en cuenta el año que hemos tenido», apunta el responsable del centro, que incide en que «ha sido muy duro» porque los residentes «se han tirado prácticamente un año sin salir y sin ver a sus familiares», aunque sí han hecho videollamadas. Ha habido pequeños periodos en los que sí se podían recibir visitas, pero los protocolos de la Junta de Andalucía eran muy estrictos. Por ejemplo, cuando cualquier centro registraba un contagio, se cerraba a cal y canto a las salidas y visitas.
«LO QUE YO HE VIVIDO ES QUE LA VACUNA TRAE SOLO COSAS POSITIVAS», DICE ALFONSO SERRADO
En Fepamic -donde hay personas grandes dependientes desde 30 a 70 años- ha habido un goteo de casos y un par de brotes «más duros» a principios de verano y en octubre, «por lo que la residencia estaba blindada». Algunos usuarios solo querían tomarse un café en el bar de al lado, «pero había que decirles que no se podía». «Ese simple gesto les da la vida», añade Serrado. Y eso ha ocurrido durante mucho tiempo porque cuando acabó el confinamiento y comenzó la desescalada para la población general, «en residencias no se dio, yo creo que con sentido teniendo en cuenta lo que estaba pasando».
Serrado recuerda la llegada de la vacuna a Fepamic con mucha ilusión y tranquilidad. «Nadie se planteó no ponérsela, lo tenían todos clarísimo», manifiesta. Había «muchas ganas porque aquello suponía el principio del fin».
Desde su experiencia, «a la gente que pone en duda las vacunas les diría que hagan caso a lo que dicen las autoridades sanitarias y no tanto a lo que ven en las redes sociales» porque «lo que yo he vivido es que la vacuna nos ha traído solo cosas positivas«.
Hospitales
En el hospital de referencia de la provincia, el Reina Sofía, la respuesta a la vacunación por parte de los profesionales ha sido «muy positiva». Sin embargo, aunque la plantilla esté inmunizada, en el centro se siguen manteniendo los mismos protocolos covid. Lo que sí se ha notado es que los trabajadores ahora «se sienten más tranquilos, más seguros y más esperanzados» porque están viendo la respuesta que hay a nivel de pacientes, explica el coordinador del equipo de vacunación del Hospital Reina Sofía, José Rumbao.
Están observando que el perfil de las personas que ingresan ahora es distinto al que había previo al comienzo del proceso de vacunación y, a la vez, el número de pacientes vacunados que necesitan hospitalización es «anecdótico». La esperanza, por tanto, viene de conocer que «por fin disponemos de una herramienta eficaz y que está siendo útil para su trabajo».
Por otra parte, tienen la tranquilidad de sentirse protegidos porque «no hay duda sobre la eficacia que están teniendo las vacunas». «Insistimos mucho desde el equipo de vacunación, Salud Laboral y el Servicio de Medicina Preventiva en que el hecho de estar vacunado no hace que dejemos de tener el resto de medidas preventivas como el uso de mascarillas y distancia de seguridad, por lo que no puede haber relajación», apunta, aunque los profesionales «están muy concienciados de que deben seguir cumpliendo las medidas dentro y fuera del ámbito laboral».
Rumbao señala que la vacuna ha demostrado que es «eficaz sobre todo en el desarrollo de las formas graves de infección por covid». No está demostrado aún la falta de transmisión, pero «por lo que nosotros estamos viendo, el hecho de estar vacunado hace que tengas mucho menos riesgo de adquirir y transmitir la enfermedad«.
El efecto de este compuesto contra el coronavirus se ha reflejado en el descenso de los casos de contagios y de bajas en el seno del Reina Sofía. La bajada ha sido «drástica», de más del 95% con respecto a las cifras de las últimas semanas de enero. Además, ese 5% que ahora está en seguimiento son profesionales que en su momento no se pudieron vacunar por estar embarazadas, tener el virus o haberlo pasado recientemente, por ejemplo. «Por eso seguimos vacunando a esos profesionales y a las nuevas contrataciones», señala. Es decir, quedan personas por inmunizar por algún motivo porque “la tasa de rechazo que hemos tenido en nuestro hospital es anecdótica”.
La primera dosis de Pfizer comenzó a inocularse en el Reina Sofía el primer día que llegó a España, el 27 de diciembre de 2020, y «en los momentos previos, cuando llamábamos al profesional ya se notaba esa alegría y cuando venían al punto de vacunación era un ambiente casi de fiesta«.
El mensaje que da Rumbao, por lo tanto, es que la vacuna es «la mejor arma de la que disponemos ahora mismo» y anima a todas las personas a que digan «sí cuando las citen, que no duden en vacunarse». Además, «no podemos olvidar que tenemos que seguir con las medidas preventivas como uso de mascarilla y distancia social», c oncluye.