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Villaralto honra con un retablo a Isidoro e Isidra, beatos mártires de Córdoba

El escultor Antonio Bernal firma el relieve, que ha sido bendecido por el obispo en la parroquia de San Pedro Apóstol 

El matrimonio formado por Isidoro e Isidra murió defendiendo su fe durante la persecución religiosa en la diócesis de Córdoba entre 1936 y 1939. Este matrimonio de Villaralto, en Los Pedroches, que fue beatificado el pasado 16 de octubre en la Catedral de Córdoba, cuenta a partir de ahora con un retablo en la parroquia de San Pedro Apóstol de Villaralto. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha sido el encargado de bendecir el retablo, obra del escultor Antonio Bernal, en la parroquia de Villaralto. 

El prelado ha comenzado su homilía recordando que ya gozan en el cielo «en el lugar que Dios les tiene preparado» Isidoro e Isidra y sus hijos. Estos padres, «habiendo sufrido el martirio, han cuidado de sus hijos con especial esmero desde el cielo», destacó monseñor Fernández.PUBLICIDAD

Cuando uno lee el testimonio de los 127 mártires «se le saltan las lágrimas porque algunos son tremendos y preciosos, llenos de cariño», continuó el obispo. Los mártires «no son bichos raros, son hombres y mujeres como nosotros», en este caso son un matrimonio, y al leer los testimonios que constan en las actas «uno queda impresionado». «¿Cómo es posible tanto odio?», se preguntó.

El retablo muestra una imagen familiar del matrimonio con sus tres hijos en la plaza del pueblo. Al fondo aparece la parroquia de Villaralto y la Divina Pastora. Para no romper con la armonía de la parroquia, el escultor ha buscado la inspiración en el resto de retablos para mantenerse en la misma línea.

Isidoro e Isidra nacieron en Villaralto donde fueron bautizados, el 25 de diciembre de 1918 contrajeron matrimonio en la parroquia de la localidad, de la que eran feligreses. Tuvieron tres hijos y formaban un matrimonio cristiano unido y feliz. A finales de julio de 1936 fueron detenidos porque Isidra era la Presidenta de la Acción Católica de Villaralto y ambos seguían siendo cristianos y manifestándose como tales ante el pueblo con sus obras. Durante el tormento, Isidra animaba a su marido gritando: “Isidoro, di conmigo: ¡Viva Cristo Rey!” y “Que nos matan, di: “¡Viva Cristo Rey!”.