En el Día de la Mujer rural, dos jóvenes ganaderas y empresarias de Villanueva de Córdoba, Juana y María José Torralbo Cepas dan testimonio de la importancia del arraigo de la mujer en el campo
El arraigo de la mujer en el campo es clave para evitar el despoblamiento rural Al menos un 33 por ciento de los jóvenes que se incorporan al trabajo rural son mujeres, un 7 por ciento más que el año anterior, según datos de la última convocatoria de ayudas de la Junta de Andalucía
El número de mujeres cordobesas que emprenden en el campo aumenta. En la provincia de Córdoba, al menos un 33 por ciento de los jóvenes que se incorporan al trabajo rural son mujeres. Con respecto a años anteriores, supone un 7 por ciento más de mujeres al frente de explotaciones agrarias, según datos aportados por la delegación territorial de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Junta de Andalucía.Los jóvenes nacidos y criados en zonas rurales abandonan en su mayoría el campo para acceder a estudios superiores o buscar trabajo. Para contribuir al relevo generacional tan necesario en el sector agrario, la Junta de Andalucía, a través del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía dedica un apartado a la «Creación de empresas para jóvenes agricultores». Dirigido a jóvenes titulares de explotaciones agrarias, pone especial atención en las mujeres por su papel clave para que las familias se asienten en las zonas rurales con riesgo de despoblamiento.
Las hermanas Torralbo Cepas, empresarias y ganaderas de Villanueva de Córdoba asumieron el reto del reemplazo generación y se pusieron al frente de la empresa ganadera que heredaron de sus padres. Al poco tiempo de heredar el negocio familiar, participaron en el programa de jóvenes agricultores de la Junta de Andalucía. «Mis padres no tuvieron varones, aunque no ha sido un obstáculo, porque nosotras hemos continuado», afirma Juani, la hermana mayor.Juani trabaja sobre todo en las labores del campo, con la crianza y cuidado del ganado de cerdos y ovejas que pastorean de forma extensiva en las dehesas que gestionan. Su hermana María José lleva la fábrica -ubicada en el municipio de Villanueva de Córdoba- donde elaboran los productos del cerdo: jamones, paletas y todo tipo de embutidos.Criadas desde niñas en el campo, han aprendido de sus padres. Juani, al acabar los estudios básicos decidió a los 13 años dedicarse de lleno a la ganadería. Por su parte, María José comenzó a trabajar a los 16, alternando con el estudio, cuando la familia decide iniciar el proyecto de la fábrica de embutidos. Desde 2019, ambas dirigen la empresa agraria con denominación de origen Majada Pedroche, cuya actividad abarca desde la crianza del ganado hasta la elaboración de los productos cárnicos finales.La comarca de Los Pedroches es una de las zonas de Córdoba que más está padeciendo el despoblamiento en las dos últimas décadas. Muchos campos están abandonados. En uno de estos cerros de la comarca se ubica las fanegas de tierras que explotan las hermanas Torralbo Cepas, y a donde nos hemos desplazado en ocasión del Día de la Mujer Rural.Esta finca -explica Juani- es para la montanera del cerdo, para el engorde en libertad del cerdo ibérico de bellota, pero también tenemos a las ovejas para que aprovechen el pasto. «Aquí la ganadería es extensiva, los animales no están metidos en granjas, criamos unas carnes de la mejor calidad. Tenemos el encinar más grande de Europa», destaca con orgullo la hermana mayor.
¿Por qué los jóvenes se marchan?»Es un trabajo muy sacrificado», coinciden en manifestar desde el primer momento las hermanas. «No hay fin de semana, ni vacaciones, entre otras cosas, los animales comen todos los días», apunta Juani. La lejanía y las condiciones del lugar son duras e inseguras ante eventualidades. A la explotación no llega la Red Eléctrica General, ni hay cobertura de telefonía móvil.Al volumen de trabajo y de las condiciones del medio, hay que sumar, continúa Juani, «que los costes de producción son altos, el cereal, el combustible… y cuando vas a vender un borrego o un becerro valen poco dinero». En definitiva, concluye la joven ganadera «a las labores del campo no se le acaba de dar el valor que habría que darle para que una familia se asiente en el territorio, por eso la gente abandona los campos y los jóvenes se marchan».
Un trabajo duro, pero muy gratificanteAl mismo tiempo, el trabajo en el campo es gratificante, coinciden, y sobre todo se sienten muy responsables de la herencia de sus antepasados y no quisieran por nada del mundo abandonar las tierras. Son, además, muy conscientes de todos los perjuicios sociales y medioambientales que acarrearía el abandono, como son los incendios y la desertificación.»Si no fuera por la gente que nos quedamos en nuestros pueblos, que apostamos por nuestras zonas, por echar raíces donde hemos nacido, todo esto estaría desierto», asienta Juani, mientras señala a uno de los cerros abandonados de enfrente: «Ves aquel cerro: improductivo, monte abandonado. Los incendios de este verano en Alcaracejo y Villaharta no hubieran ocurrido con pastoreo en la zona», explica la joven ganadera. «Yo me siento muy bien haciendo lo que hicieron mis padres. Además, gratifica mucho la relación con los animales y la zona tan preciosa donde vivimos. Estamos contentas», afirma la hermana menor. «A mí me compensa», apunta Juani, cuando «ayudo a la oveja que no es capaz de parir sola, o curo a los animales de cualquier enfermedad, o crio a biberón al borrego que se queda sin madre…».Con las hermanas Torralbo Cepas, la empresa Majada Pedroche sigue creciendo y adaptándose a los nuevos tiempos. «Hay mucha competencia en el sector cárnico, es importante tener visibilidad», indica Juani. «Algo que nos está ayudando mucho es la denominación de origen, distinguir al producto». Pero, en definitiva, «nuestro proyecto es seguir en nuestra zona, seguir luchando por lo que sabemos hacer. Que le den valor a los productos que aquí somos capaces de producir», apostilla.De igual forma que sus padres, ahora piensan en sus hijos. «Si nosotros, los que tenemos edad de trabajar, no trabajamos aquí», se pregunta Juani, cuando nuestros hijos tengan que trabajar se tendrán que ir. Aunque, apunta la joven ganadera, «Mis hijas quieren quedarse, la mayor, que tiene 11 años, lo tiene claro, le encanta el campo».»Si la mujer abandona el campo, arrastra con todo»La mujer siempre ha estado en el campo, deja por sentado la joven ganadera, «lo que pasa es que ha estado a la sombra de su marido», puntualiza. «En estos últimos años estamos cogiendo los relevos generacionales de las explotaciones y muchas somos mujeres».A la hora de reivindicar la igualdad entre el hombre y la mujer, Juani reconoce que a mujer sola en el campo -sola, como ella se ve muchas veces- le es más difícil enfrentarse a este tipo de trabajo. «Por ejemplo, cuando llegan los sacos de 40 kilos, un hombre lo ha cogido ya, cuando yo aún estoy mirando todavía cómo lo voy a coger». Juani nos confiesa, que no es lo mismo. «Acabo todos los días con dolores de brazos y no puede ni tirar con mi alma».
Si la mujer se marcha, arrastra con toda la familia, exclama Juani. «Si un hombre se va, no pasa nada, la mujer se queda con los niños, y el hombre va y viene por temporadas. Si la mujer decide irse se lo lleva todo consigo, hijos, casas y futuro». Por tanto, propone la joven ganadera, «hay que crear nuevos proyectos, nuevas formas para que la mujer tenga un trabajo estable y que puedan subsistir sola, sin necesidad de sus maridos, ni de nadie», concluye.Tiene que haber una importante transformación social, apunta Juani. «Es muy duro, aquí estamos día tras día, levantándonos a las seis de la mañana y volviendo a casa muchos días a las diez de la noche. Se necesita más escuela, más extraescolares». Pero sobre todo, reflexiona la joven ganadera «volver al arraigo, a la humanidad, al compartir, al echarse una mano. Tenemos que volver a vivir como en tribu. Todos a una».En definitiva, Juani, envía un mensaje de optimismo: «forzarnos todas y todos para darle valor a nuestras zonas. Estamos muchas mujeres aún, luchando para que el día de mañana, nuestros hijos e hijas tengan un futuro en nuestra tierra, donde tenemos nosotras nuestras raíces».
Sin las ayudas no podemos hoy por hoy subsistirlas hermanas Torralbo Cepa recibimos las ayudas de jóvenes agricultores y manifiestan que «ha sido un desahogo importante», manifiesta Juani. Al mismo tiempo, María José, resalta lo enriquecedores que fueron los cursos de formación asociados a los incentivos. «Hubo cursos genéricos y otros especializados, a través del IFAPA, sobre vacas, cerdos, ovejas. Y sobre aceites. Nosotras también tenemos olivares». «Si no fuera por las ayudas que vienen de la Unión Europea, la PAC, difícilmente podríamos estar aquí porque los productos que producimos no tienen el valor que tienen que tener, poder subsistir sin un tipo de ayuda externa, es inviable. Imposible», concluye Juani. En la última convocatoria de la PAC 2021, el 41 por ciento de las solicitudes de personas físicas fueron mujeres, según datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, que establece las normas sobre la presentación de la solicitud única de ayudas PAC y de la solicitud de derechos de pago básico y directos a la agricultura y a la ganadería.
Próximas convocatorias de ayudasYa se ha publicado un proyecto de Orden de bases reguladoras para subvenciones a la creación de empresas para los jóvenes agricultores, requisito previo para una próxima convocatoria. Además de esta línea hay otras líneas de ayudas de la Junta de Andalucía donde se priorizan las solicitudes impulsadas por mujeres rurales como los proyectos de desarrollo rural.Las Organizaciones Comarcales Agrarias, las OCA, son lugar de encuentro, información y apoyo para aquellas mujeres que emprenden y luchan como las hermanas Torralbo Cepas por no abandonar un legado de siglos, y por hacer ver a la sociedad el auténtico valor de cuidar y sacar provecho del mundo rural.