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Coronavirus: Córdoba supera la barrera de las 1.000 muertes causadas por el covid-19

La primera víctima mortal, un minero jubilado del Guadiato de 87 años, tuvo lugar el 20 de marzo de 2020

La pandemia ha provocado decesos en el 85% de los municipios de Córdoba

La provincia de Córdoba ha superado este miércoles, 11 de agosto, la barrera de las 1.000 muertes provocadas por la pandemia mundial del SARS-CoV-2, un virus detectado a finales de 2019 en la ciudad china de Wuham y que, en apenas unos meses, recorrió los 10.000 kilómetros que lo distanciaban de Córdoba. En este tiempo, el virus lo ha cambiado todo y, como una sombra, ha ennegrecido residencias de mayores, centros de salud, hospitales, viviendas particulares, plazas, jardines, playas, bares y lugares de encuentro.

Son, en concreto, 1.003 los decesos. A la triste efeméride se llega en plena quina ola, la que parecía que nunca iba a llegar por la vacunación masiva, pero que finalmente ha dado su zarpazo violentada por los botellones, las celebraciones de fin de curso y los encuentros sociales animados por el buen tiempo. Córdoba, estos días de agosto una ciudad desierta, cansada, ensimismada en la primera ola de calor del verano, se ve obligada a echar la vista atrás porque, aunque miles de cordobeses hayan huido a la playa, el virus sigue entre nosotros.

La luz de alarma del covid-19 parpadeó el 10 de marzo, cuando la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía confirmó el primer caso positivo de coronavirus en la provincia. El paciente cero, según trascendió entonces, fue un joven de 26 años de origen italiano que había estado en contacto con personas portadoras del virus y que, posteriormente, viajó a España en avión. Reflejo de una sociedad global y con fronteras líquidas, se trataba de la pareja de una alumna Erasmus de la Universidad de Córdoba.

En el calendario está marcado con tinta negra el 20 de marzo. Porque apenas bastaron diez días de la detección del SARS en la provincia para que causara su primera víctima mortal: Antonio Murillo, de 87 años, un superviviente de la mina. La historia la narraba por teléfono desde Belmez Francisco Murillo, hijo del fallecido, cuando la vida de su padre aún pendía de un hilo en el hospital Valle del Guadiato de Peñarroya-Pueblonuevo. Era el jueves 19 de marzo, San José, día del padre. “Los médicos nos dicen que se encuentra muy mal, muy fastidiado, que no responde al tratamiento. Nos queda un hilo muy fino de esperanza”, confesaba entonces. La hebra de la vida se cortó aquella madrugada, con Antonio aislado en una habitación del hospital. Y su esposa, Carolina, de 80 años, ingresada grave en el hospital comarcal Valle de Los Pedroches, en Pozoblanco.

Antonio Murillo, un minero jubilado que había pasado 30 años de su vida laboral bajo tierra, se había repuesto del batacazo que en su momento supuso el cierre del sector del carbón en el Alto Guadiato, pero no logró sobrevivir a la pandemia global silenciosa del covid-19. “Mi padre se encontraba estupendamente, con casi 90 años muy bien llevados, con los achaques habituales de la edad pero sin grandes quejas”, contaba en aquella conversación que es necesario repetir porque las víctimas tienen nombres y apellidos, historias, vivencias, recuerdos.

Desde aquel día, las muertes han caído en cascada, lo que ha impedido poder contar las historias de las víctimas, despojadas de nombres y apellidos, simples números que la Consejería de Salud y Familias actualiza cada mediodía. A finales de 2020, eran más de 400 las vidas segadas por el SARS-CoV-2 en Córdoba; en agosto de 2021, ya son un millar, de las que apenas un puñado tienen nombre y apellido. Entre estas últimas, el médico de familia Manuel Barragán y el especialista en Otorrinolaringología Joaquín Tortosa.

Una mención especial merecen las residencias de mayores, auténticos puntos negros. Un total de 322 personas han fallecido en estas instituciones en la provincia a causa del covid-19, mientras que el total de infectados de 1.661. La mayoría, con nombres, apellidos y recuerdos, se han ido sin necrológicas y muchos de los fallecimientos, los que ocurrieron durante la primera ola, ni siquiera tuvieron una despedida digna. Las residencias de Rute, Montilla, Villanueva del Rey, Belalcázar, y posteriormente la de Puente Genil se han llenado de historias desgarradoras, una detrás de cada uno de estos adioses; son demasiadas las personas que se han ido sin dejarse nada sin ver. Y, pese a la inmunización de esta población, el covid también ha dejado su huella en esta quinta ola en la residencia del Salvador de Pedroche, donde un brote actual ha causado al menos cuatro muertes.

El 85% de las localidades han registrado muertes

De los 77 municipios de la provincia, solo una docena han logrado resistir sin muertes causadas por el virus desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020. Se trata de Doña Mencía, Monturque, Zuheros, San Sebastián de los Ballesteros, Valenzuela, La Victoria, Los Blázquez, Conquista, Fuente La Lancha, El Guijo, Valsequillo y Villaralto.

Por contra, el 85% sí ha tenido que despedir a algún vecino vencido por el SARS-CoV-2. Córdoba capital, con la población más amplia de la provincia, registra lógicamente la mayor mortandad, con 367 víctimas, prácticamente un tercio del total. A continuación se sitúan Puente Genil (49), Lucena (41), Baena (37), Palma del Río y Rute (31), Montilla y Peñarroya-Pueblonuevo (29), Montoro (26), Cabra y Pozoblanco (23) o Aguilar de la Frontera (22).